Glosario Feminista
Feminismo
“La lucha por la igualdad entre mujeres y
hombres, en tanto que ambos son seres humanos”. Celia Amorós
ANDROCENTRISMO: Enfoque o perspectiva de
un estudio, trabajo o investigación donde se parte de la perspectiva masculina
únicamente, pero generalizando los resultados a toda la población. Supone una
visión del mundo que sitúa al hombre (varón) como centro de todas las cosas.
Esta concepción de la realidad parte de la idea de que la mirada masculina es
la única posible y universal, por lo que se generaliza para toda la humanidad,
sean hombres o mujeres. Se identifica así lo universal y neutro con lo que en realidad
es exclusivamente masculino. Conlleva la invisibilización de las mujeres y de
su mundo, la negación de una mirada femenina y la ocultación de las
aportaciones realizadas por las mujeres. El androcentrismo está presente en
todas las ramas del saber y por lo tanto se transmite a través de toda la
producción cultural de una sociedad, desde la tradición oral, los refranes
hasta los más sesudos tratados científicos, históricos, artísticos o
religiosos. En nuestro entorno educativo esto se refleja en los contenidos de
los libros de texto, en la actitud del profesorado respecto a las expectativas,
el rendimiento escolar, las preferencias y decisiones vocacionales y patrones
de conducta de niños y niñas y adolescentes. Esto nos debe llevar a una
reflexión acerca del papel de la escuela como agente de cambio social para
construir una sociedad más plural, tolerante e igualitaria y no simplemente
dedicada a la instrucción y a la reproducción de lo ya existente.
SEXISMO: Serían aquellas actitudes que
favorecen y perpetúan la desigualdad y la jerarquización en el trato que
reciben las personas y que se hace sobre la base de la diferenciación sexual.
El sexismo no es tan evidente como el machismo (actitud de prepotencia con
respecto a las mujeres). Es un comportamiento individual o colectivo que
desprecia un sexo en virtud de su biología, perpetua la dominación de los
varones y la subordinación de las mujeres.
MACHISMO: El diccionario de la Real
Academia Española (RAE) lo define como ‘actitud de prepotencia de los varones
respecto a las mujeres’. El origen del término “machismo” es latino (de
“macho”, en latín “mascŭlus”). El término “machismo” ha experimentado mayor
evolución en su significado. No es en modo alguno contrario al término
‘feminismo’. Este es un error muy frecuente. El machismo consiste en un
conjunto de ideas, actitudes y comportamientos sexistas que tienen por objeto
establecer o mantener el predominio de los hombres sobre las mujeres, tanto en
el ámbito público como en el privado. Se da tanto en hombres como en mujeres ya
que tiene un fuerte componente cultural y educativo, muy arraigado socialmente
e incluso bien visto en diferentes sociedades y épocas. De ahí la necesidad de
que la familia y la escuela eduquen y socialicen a niños y niñas en valores y
comportamientos no sexistas.
MISOGINIA: el término procede del griego
(‘miseo’: ‘odiar’ y ‘gyne’: mujer’). En los mitos de la antigüedad y en las
religiones ya se asociaba a las mujeres con el mal y se las consideraba como
‘hombres’ incompletos. La misoginia se ha construido a través de los siglos
como una ideología reforzada por las posiciones extremas de un gran número de
intelectuales, artistas, legisladores etc. y conlleva actitudes de odio y
desprecio hacia las mujeres, a las que se considera claramente inferiores y
portadoras de negatividad. Un ejemplo son las palabras de Aristóteles: “La
hembra es hembra en virtud de cierta falta de cualidades”.
HEMBRISMO: Sería el antónimo de machismo y
no feminismo, como normalmente se utiliza tanto en el lenguaje coloquial como
en los medios de comunicación. No existe realmente.
PATRIARCADO: La antropología ha definido
el patriarcado como un sistema de organización social en el que los puestos
clave de poder (político, económico, religioso y militar) se encuentran,
exclusiva o mayoritariamente, en manos de varones. Ateniéndose a esta
caracterización, se ha concluido que todas las sociedades humanas conocidas,
del pasado y del presente, son patriarcales. Se trata de una organización
histórica de gran antigüedad que llega hasta nuestros días. Patriarcados de
coerción y patriarcados de consentimiento o patriarcados ‘duros’ o ‘blandos’
(según Alicia Puleo): • Los ‘patriarcados de coerción’ serían aquellos que
mantienen normas muy rígidas respecto a los papeles que deben desempeñar
hombres y mujeres y cuya desobediencia puede ser castigada incluso con la
muerte (el caso de Afganistán por ejemplo). • Los ‘patriarcados de
consentimiento’ se dan en sociedades más avanzadas (ver IDG: Índice de
desigualdad de Género). En este caso no se encarcelará ni matará a quienes no
cumplan con el rol sexual asignado, sino que será la propia persona quien
busque cumplir con el ‘mandato de género’. Este ‘deseo’, asumido como libre y
propio, se conformará en nuestros días a través del modelo de feminidad
normativa que circula en los medios de comunicación y cuyo papel en la nueva
configuración del patriarcado es fundamental (estrictos cánones de belleza,
sobrevaloración de la juventud, mujeres que no se agotan con la doble y triple
jornada laboral…).
SEXO: En oposición al término género, hace
referencia a los aspectos exclusivamente biológicos, a las diferencias entre
mujeres y hombres en relación a sus órganos genitales y a su función en la
reproducción. Se nace con unas características sexuales.
GÉNERO: Hace referencia a las
características que cada grupo social asigna a lo masculino y lo femenino. El
género se aprende, puede ser educado, cambiado y manipulado. Se entiende por
género la construcción social y cultural que define las diferentes características
emocionales, afectivas, intelectuales, así como los comportamientos que cada
sociedad asigna como propios y naturales de hombres o de mujeres. Ejemplos de
esta adscripción de características en nuestra sociedad es pensar que las
mujeres son habladoras, cariñosas y organizadas y los hombres son activos,
fuertes y emprendedores. Podemos decir, usando las palabras de Victoria Sau,
que el género es la construcción psicosocial del sexo. Una primera función
implícita en el género es la de hacer patente que hombres y mujeres son más
diferentes que similares, y éste es el motivo de que la sociedad humana haya
establecido la existencia de estos dos géneros, fenómeno que tiene una
dimensión universal.
INVISIBILIDAD SOCIAL: Fenómeno por el cual
las aportaciones de determinados grupos sociales como las mujeres
(androcentrismo), las culturas no occidentales (etnocentrismo), las minorías
sociales (racismo) o sexuales (homofobia) pasan completamente
desapercibidas, dando la sensación de que nunca se han producido.
PERSONA: Se emplea para designar a
alguien, hombre o mujer. Su utilización es más aconsejable que el término de
hombre, que se ha empleado aparentemente con un sentido universal y genérico,
pero que ocultaba el protagonismo de las mujeres.
‘TECHO DE CRISTAL’: Es una barrera
invisible, difícil de traspasar, que describe un momento concreto en la carrera
profesional de una mujer, en la que, en vez de crecer por su preparación y
experiencia, se estanca dentro de una estructura laboral, oficio o sector. No
se trata de un obstáculo legal sino de prejuicios extendidos para confiar en
las mujeres puestos de responsabilidad, pagar un salario y otorgar una
categoría similar por las mismas funciones al considerar que se conformará con
menos, así como sutiles prácticas patriarcales del mundo profesional, como el
tipo de reuniones, el corporativismo masculino o el amiguismo.
‘TECHO DE DIAMANTE’: El techo de diamante
es un término acuñado por Amelia Valcárcel en su libro La política de las
mujeres (1997, Ediciones Cátedra). Se refiere al hecho de que, en la sociedad
patriarcal, el hombre sea un “objeto de aprecio” y la mujer un “objeto de
deseo”, subordinándola así a una situación en la que el hombre perpetúa su
poder. El ‘techo de diamante’ impide que se valore a las mujeres por criterios
estrictamente profesionales.
‘SUELO PEGAJOSO’: Se refiere a las tareas
de cuidado y vida familiar a las que tradicionalmente se ha relegado a las
mujeres. Salir de este “espacio natural” que según el patriarcado les
corresponde es un obstáculo para su desarrollo profesional. Este concepto está
relacionado con el famoso “equilibrio” de trabajo en y fuera de casa, tan
complicado de mantener para muchas mujeres.
COEDUCACIÓN: Intervención educativa por la
que se pretende que niñas y niños desarrollen su personalidad en igualdad de
oportunidades, eliminando los estereotipos y sesgos sexistas. No es lo mismo
que hablar de escuela mixta.
CORRESPONSABILIDAD Y CONCILIACIÓN: entre
la vida profesional, personal y familiar, es decir entre el tiempo dedicado al
trabajo no remunerado (doméstico y de cuidados) y el remunerado. El reparto del
trabajo no remunerado -llamado también de reproducción de la vida- entre
mujeres y hombres es un factor clave para que exista una verdadera igualdad en
los ámbitos públicos: el laboral, económico, cultural y social.
DEMOCRACIA PARITARIA: Es la forma de
organización social y política en la que existe igualdad de número y derechos
de los distintos colectivos que componen la sociedad y que deben formar parte
de los órganos decisorios y de gobierno. Históricamente las mujeres han sido
apartadas de la participación social y política ya que no se las ha considerado
ciudadanas de pleno derecho. En la actualidad, la mayoría de las democracias
adolecen de una escasa presencia de mujeres en los poderes y órganos del
Estado, por lo que dicha equiparación es considerada por determinados
colectivos de mujeres un principio fundamental para la consecución de la
igualdad entre mujeres y hombres.
ECONOMÍA FEMINISTA: Llamada así desde los
años 90, defienda que los indicadores económicos, como el Producto Interior
Bruto (PIB) no tengan en cuenta solo el trabajo mercantil, sino también el
trabajo doméstico y de cuidados, fundamental para sostener la vida de las
personas aunque no tenga una contrapartida económica. “La economía feminista se
caracteriza por abrir reflexión, al menos, en torno a tres aspectos: los
límites de lo que es economía, el papel del género en ella, y el compromiso de
la teoría con la transformación de las situaciones de desigualdad”, explica
Amaia Pérez Orozco, economista, en el libro La economía feminista en América
Latina (ONU Mujeres).
EMPODERAMIENTO (Empowerment): Se trata de
un término acuñado en la Conferencia Mundial de las Mujeres en Beijing (Pekin)
en 1995 para referirse al aumento de la participación de las mujeres en los
procesos de toma de decisiones y acceso al poder. Actualmente esta expresión
conlleva también otra dimensión: la toma de conciencia del poder que individual
y colectivamente ostentan las mujeres y que tiene que ver con la recuperación
de la propia dignidad de las mujeres como personas.
PERSPECTIVA DE GÉNERO: La perspectiva de
género es un método para analizar de una forma más equitativa y no
androcéntrica la sociedad en la que vivimos y asegurar que mujeres y hombres
influyan, participen y se beneficien de igual manera en todos los ámbitos de la
política, la sociedad y la cultura. También se denomina enfoque o dimensión de
género así como ‘mainstreaming’ o transversalidad de género.
Fuente: Glosario sobre igualdad en la web de Mujeres en red,
http://www.mujeresenred.net/spip.php?article1301