sábado, 23 de junio de 2018

Ellos son libres, nosotras menos.



Nuevamente salimos a la calle este 22 de junio y lo haremos las veces que haga falta para defender el derecho a la vida y a la dignidad de las mujeres.
La sentencia por los delitos cometidos por La Manada fue una burla para las mujeres con una condena tibia y absolutamente improcedente. Por ello, ya entonces, salimos a la calle para proclamar que estamos orgullosas de ser mujeres, porque somos seres humanos con iguales derechos y oportunidades. Salimos a decir bien alto que no estamos dispuestas a pagar un precio adicional por serlo. No nacimos mujeres para morir o sufrir violencia por serlo.

Ayer la Audiencia Provincial de Navarra consideró que debía dejar en libertad a La Manada después de 2 años en prisión provisional, con una condena de 9 años, hasta que la sentencia sea firme, con una fianza casi simbólica. Considera que así se hace justicia en este país podían haber prorrogado la prisión provisional, como se hace en otros casos, como permite el Derecho que dicen que inspira sus decisiones, pero prefirieron ponerlos en la calle.

Y allí estarán pronto, por lo menos hasta que su condena sea firme. En una clara demostración de que la calle es suya, de que la Justicia es suya. Así se manda una mensaje bien claro a las mujeres sobre los límites que deben aceptar y las condiciones en que deben vivir. Se nos advierte de nuestra vulnerabilidad y del escaso castigo que recibirán quienes actúen desde el machismo más cruel.

Así hacen víctimas a todas las mujeres, a la que violaron, pero también a todas aquellas que se sienten ciudadanas de segunda, porque no castiga con rigor a nuestros agresores. Porque nos hacen responsables, a nosotras las mujeres, de lo que otros hagan, por el sitio o la hora en donde estemos, por la ropa que vistamos, porque no nos opongamos lo suficiente a su violencia machista. Porque nos quieren muertas antes que supervivientes.

La Ley no saber ver, no quiere ver, delito en las agresiones sexuales y en la violencia contra las mujeres porque no reconoce nuestro derecho a vivir con libertad, dignidad y autonomía. La Justicia es patriarcal y eso no es justicia, sino injusticia brutal.

Este país tiene un sistema judicial letal para las mujeres, Su modificación es imprescindible para que reconozca a las mujeres ciudadanas de plenos derechos y no de segunda fila.

Y es también una exigencia ineludible, la formación de quien la administra. Una formación en Igualdad que garantice decisione y actitudes justas en las personas que tienen que interpretar las leyes. Que sepan hacer justicia defendiendo a las victimas, sin penalizarlas con su desconfianza o su desprecio.

Vivimos el tiempo de las mujeres, nos dicen. Deberían ser buenos tiempos.Pero no lo serán solo con nuestra presencia, sino con los cambios necesarios que hoy exigimos aquí ante un desafío que hemos aceptado y que vamos a ganar.



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