“Mujeres, despertad. Reconoced vuestros derechos. ¿Cuándo dejaréis de estar ciegas? ¿Qué ventajas habéis obtenido de la Revolución?”.
Quien
escribía esto, probablemente, ni salía en tus libros de historia.
Se llamaba Olympe de Gouges y fue la primera
en escribir un manifiesto sobre los derechos de las mujeres.
1. Autora de la Declaración de derechos de la
mujer y la ciudadana:
El 14 de
septiembre de 1791, solo un mes después de hacerse pública la Declaración de
Derechos original, Olympe publicaría un manifiesto de diecisiete artículos en
el que proclamaba que la mujer “nace libre y permanece igual al hombre en
derechos”. En su obra ‘Olympe de
Gouges, con este “pretendía
alcanzar el universalismo que debió contemplar, desde un principio, la
Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano”.
A
pesar de ser pionera, su escrito no tuvo la acogida en Europa que recibió por
ejemplo la ‘Vindicación de los derechos de la mujer’ de la escritora
inglesa Mary Wollstonecraft. Si Olympe hablaba de independencia y emancipación,
WollstoneCraft, que publicó su tratado en enero de 1792, se centró en la
educación femenina.
2. Su limitada educación no le impidió ser una escritora prolífica:
Cuando
era pequeña, no tuvo prácticamente ninguna otra formación aparte de leer y
escribir. El occitano, que predominaba en el sur de Francia, donde ella vivía,
fue durante mucho tiempo su única lengua. Esto provocaba que su francés
estuviese a menudo plagado de errores de ortografía y de estructura. Su falta
de cultura (a la que alude muy a menudo en sus escritos) y la ausencia de
adornos, tan propia de la manera de escribir de la época, las suplía con
ingenio y mucha espontaneidad. Solía recurrir a secretarias, a las que dictaba
sus escritos, y acabó por convertirse en una autora con un repertorio
extensísimo: firmó más de treinta obras de teatro, novelas y un sinfín de
panfletos patrióticos.
3. Se posicionó en contra de la esclavitud:
Olympe fue la primera en “defender públicamente la
abolición” y también la primera “en registrar una obra de teatro
antiesclavista”. Lo hizo con ‘Zamore et Mirza o El náufrago feliz’. En un momento histórico en el que los esclavos
negros eran una mercancía más en el comercio internacional, la obra causó
revuelo y tuvo oposición por parte de los influyentes propietarios coloniales.
La forma de pensar de la escritora se alineaba con la de asociaciones coetáneas
como la ‘Societé des Amis des Noirs’ que buscaron luchar contra el comercio
esclavista.
4. Tras su fracaso en el teatro, se refugió en la política:
Buscó
triunfar en un mundo reservado a los hombres. Las mujeres seguían sin estar
representadas en el mundo del teatro. De las 2.627 obras inscritas en el
repertorio del Teatro Francés desde 1680, solo 76 estaban escritas por mujeres.
La propia Olympe tardó cuatro años años en ver representada ‘Zamore et Mirza’ y estuvo a punto de ser encarcelada en la Bastilla
por las continuas quejas y denuncias que llevó contra los teatros que echaban
para atrás su obra. Cuando se estrenó, críticas como “hace falta barba en el
mentón para escribir una buena obra dramática” dejaban entrever el claro
ambiente misógino al que se estaba enfrentando. Su última obra saldría a la luz
en 1792.
5. Nunca quiso volver a casarse:
Siendo
aún adolescente, la casaron en contra de su voluntad con un hombre que le
desagradaba, una experiencia que marcó un antes y un después en su vida. Tras
la muerte de su primer marido, rechazó volver a desposarse porque tenía claro
que no sacrificaría su libertad ni viviría en un domicilio conyugal ni entraría
en un convento. A efectos prácticos, vivió con su pareja como marido y mujer,
pero solo en el ámbito privado. Y con la intención de que ella pudiera vivir desahogadamente
en París, recurrieron a un truco legal que le permitía recibir una especie de
pensión de por vida.
Esta ayuda compensaba las enormes trabas que tenían las solteras sin
ingresos de la época, a las que “no se les permitía montar negocios por su
cuenta, ni ejercer cargos oficiales y mucho menos dedicarse a la política ni
votar”.
6. Sus reclamos son un reflejo de su vida personal:
Entre varios de sus
alegatos, la escritora exigió el derecho al divorcio, como resultado de la
experiencia del matrimonio infeliz que había vivido (para ella, el matrimonio
era “la tumba del amor y de la confianza”). Al
ser una hija fuera del matrimonio, también llegó a reclamar que se reconociese
el derecho de los hijos naturales o la creación de centros de acogidas
para mujeres. En una petición a la Asamblea Nacional, recogió un decreto por el
que las mujeres deberían disfrutar de los mismos derechos que el hombre en
el matrimonio, podrían aspirar a cargos de magistratura y tener “voto
consultativo y deliberante”.
7. Su verdadero nombre no era Olympe:
Nació como Marie
Gouze en Montauban, una ciudad al suroeste de Francia, pero solo conservaría su
verdadero nombre para documentos notariales. Tras enviudar, rechazó el apellido
de su primer esposo (Aubry), y recurrió al nombre de su madre, Olympe, al que a
veces anteponía el de ‘Marie’. El apellido con el que firmaba, Gouges, era una
variación de su apellido de soltera real.
8. Acabaría en la guillotina por sus panfletos políticos:
Sus escritos le
granjearon numerosos enemigos porque no se cortó a la hora de arremeter contra
todo el mundo en defensa de la patria. Entre ellos, propuso una serie de
impuestos sobre los artículos de lujo que afectaban directamente a los más
ricos y se atrevió a criticar duramente la
dictadura de Robespierre, incluso desde la cárcel en la que fue recluida.
Fue su última octavilla la que terminaría metiéndole en la cárcel. Juzgada
ante el Tribunal Revolucionario, fue decapitada un 3 de noviembre de 1793, unas
semanas más tarde que María Antonieta.
No hay comentarios:
Publicar un comentario